Adrian Reynoso

CEO & Co-Founder

Bienvenidos los curiosos y los que quieren ver mas allá de lo evidente, a los apasionados por las formas, el color y el lenguaje artístico.

Ante la alienación de la conciencia, la desesperanza o la frivolidad, una infusión de arte: ayudara abrir la envoltura de tu ser…incluso sirve como vacuna contra la estupidez.

Mi obra es mestiza, fruto de la fusión de dos grandes culturas y de mi fijación por atisbar el vórtice de la creatividad.

Mi vocación es un acto de fe, producto de la preeminencia que le concedo a la naturaleza, quien me inscribe genéticamente como parte de esta confraternidad.

Desde que accedí al mundo del arte y la conciencia, mi vida ha sido un constante devenir entre lo esencial y sus resonancias

Ser artista; además de las cualidades naturales, implica una afirmación de libertad y a la vez una entrega completa, Es una relación íntima y permanente con la imaginación, hasta convertirnos en soñadores de utopías o disidentes de lo establecido.

He dibujado toda mi vida, y la pintura fue una consecuencia fascinante de este vínculo con el color.

Vivir para el arte, conlleva a una relación reciproca a través de la curiosidad y la inspiración, entre la aflicción y el éxtasis, en medio de la fantasía y la objetividad.

Creo en la depuración de las habilidades y el dominio de la técnica, que se adquieren mediante la disciplina del quehacer cotidiano: algo que le añade poder a la expresión artística. Además de conferirle un carácter propio! le otorga libertad y autoridad al tiempo en que se mejoran.

Luego de modelar mi primera escultura, se alzo ante mí una visión estética distinta de lo poético…similar a un acto mágico en tercera dimensión.

El arte no es irrelevante…no lo es, por ser consustancial al ser humano, y ser una de las características fundamentales, por las que nos distinguimos de las demás especies con las cuales compartimos este planeta. El arte es parte de nuestro devenir y nuestro destino.

No pretendo a través de la escultura explicar el porque de mi vocación como artista, ni enunciar las resonancias positivas de mi paso por ella, pero el compartirla desde algunos espacios públicos con mis semejantes, me ayudo a evitar la pesadilla de una existencia banal.

Someter nuestras percepciones al rigor de la realidad, a veces nos limita el asombro y nos impide elevar nuestra imaginación. Lo que me gusta muchísimo de la escultura es que te da la posibilidad de captar la apariencia de un objeto pero a la vez intercambiarla si se observa desde otros ángulos.

Mi sino es el resultado del desdoblamiento recurrente de mi carácter diverso y polifacético, en el que la experimentación forma parte crucial de mi vocación y mi propia esencia dinámica e inconformista. Es una lucha por no caer en lo sucedáneo, el facilismo o el auto elogio complaciente que aniquila la pasión por la búsqueda, por lo desconocido, por el asombro y lo sublime.

Para derrocar al imperio de la imposibilidad, se requiere de una enorme entereza, una fuerza creativa que se recrea en sí misma para concentrarse y expandirse ilimitadamente. Un anhelo de entrega, de aportación. Un sentido inminente por incurrir a través de la creatividad en algo trascendente, significativo. Movido desde la noción de lo poético, desde el poder de lo estético y sus ecos, algo relativo al espectro inconmensurable de la expresión artísstica y sus distintos lenguajes. Expresiones con las cuales nos vinculamos con el todo y la singularidad de la identidad humana.

Como artista: me gustaría transmitirles algo de esto a las personas a través de mis obras, dejar algo que trascienda a la dimensión de lo material, y vincularlos con el deleite inefable de crear.

Adrian Reynoso:

aspirante al arte.